A la hora de elegir nuestro camino laboral, muchas veces nos planteamos si es mejor emprender nuestro propio sendero o trabajar por cuenta ajena. Una vez hemos elegido emprender, se nos presenta otro debate diferente que no es otro que la forma de poner en práctica ese emprendimiento: autónomo o empresa.
Por eso vamos a contaros las diferencias que existen entre darse de alta en Autónomos o crear una Sociedad Limitada para un nuevo emprendedor. Es importante tener esto en cuenta ya que con esta información podrás tener claro qué es más conveniente para tu futuro como emprendedor.
¿Estáis preparados?
Vamos a intentar explicar brevemente las diferencias que existen entre ser autónomo o sociedad para que podáis entender fácilmente qué os conviene más: ser autónomo o sociedad.
A la hora de darnos de alta como empresa o autónomo, la opción del autónomo tiene trámites mucho más sencillos y rápidos. En un día puedes estar dado de alta y tener tu certificado de autónomo mientras que, para constituir una sociedad puede alargarse el proceso hasta un mes y resulta un poco más complejo.
Cuando nos damos de alta como autónomos, no existe capital social, sino que éste va va ligado a nuestro capital personal. No es necesario hacer un desembolso inicial más allá de pagar la cuota mensual.
Sin embargo, al constituir una sociedad debemos aportar un capital social mínimo (que asciende a 3000€), aparte de unos gastos de gestión que se sumarán a ese desembolso inicial.
La contabilidad de un autónomo es mucho más sencilla que la de una SL. De forma que siendo autónomo, podemos llevar nosotros mismos la contabilidad o, en caso de delegarla a un profesional, resulta mucho más barato que la de una sociedad. Además, la contabilidad de una sociedad es obligatoria.
A la hora de pagar impuestos también encontramos diferencias entre autónomo o empresa. El Autónomo paga el IRPF (Impuesto sobre la Renta de Personas Físicas) en función de sus ingresos, mientras que a la Sociedad se le tributa el IS (Impuesto de Sociedades) sobre el patrimonio de la sociedad.
Es decir, al dueño de una SL Unipersonal se le tributa el IS sobre los beneficios que quedan como patrimonio de la empresa, y el IRPF sobre su salario o dividendos.
Por último, aunque existen más diferencias entre empresa o autónomo, hay que hablar de la responsabilidad. El autónomo responde de forma ilimitada con su patrimonio de las deudas generadas por su actividad económica. Sin embargo, en la SL solo se responde con el patrimonio de la empresa.
Evidentemente existen más diferencias entre estas dos figuras. Dentro de las diferencias que hemos visto hasta ahora entre autónomo y empresa, ya se pueden entrever algunas ventajas y desventajas.
A continuación explicaremos otro tipo de características de estas dos figuras en función de que resulte más favorable o más desfavorable para nuestros intereses.
Así, a modo de resumen dejamos un cuadro comparativo de los diferentes puntos de los que hemos hablado hasta ahora. Así podéis haceros una idea global de todo lo explicado y entender mejor las diferencias entre constituirse como autónomo o sociedad.
Autónomo | Sociedad Limitada | |
Creación de la empresa | Muy sencilla: alta en Autónomos. Muy rápida: 1 día. | Más compleja y puede prolongarse hasta un mes. |
Desembolso inicial | Solo la mensualidad de la cuota de autónomos. | Aportación de capital social mínimo de 3.000€ |
Gastos de gestión | Contabilidad sencilla: autogestión o gestión profesional barata. | Gestión de contabilidad más compleja y cara |
Impuestos | IRPF sobre beneficios | Impuesto de Sociedades e IRPF sobre salario y dividendos |
Responsabilidad | Personal e ilimitada | Limitada al capital social de la empresa |
Financiación | Financiación más difícil | Financiación más fácil. |
Imagen comercial | Desconfianza por parte de algunos clientes o proveedores | Mejor imagen comercial frente a clientes y proveedores |
Incorporación de socios | No es posible. Creación de sociedad desde cero. | No es necesario crear una nueva sociedad. |
Patrimonio | Patrimonio social = Patrimonio personal | Patrimonio mercantil |
Con todos estos datos, esperamos haber aclarado todas las dudas que podáis tener sobre la diferencia entre empresa o autónomo. Ahora llegaría el momento de decidir qué régimen se ajusta más a nuestras necesidades. Y eso va a depender mucho de cuál sea la actividad económica que vayamos a llevar a cabo.
En general, la recomendación para pequeños emprendedores suele ser empezar como autónomo.
¿Por qué? Pues porque resulta más sencillo y manejable, y sobre todo, más barato. Hay que tener en cuenta que, durante el primer año, la cuota de autónomos tiene una tarifa plana reducida de 60€ al mes. Posteriormente durante los siguientes 6 meses tendríamos una reducción de 50% y los 6 meses siguientes del 30%.
De manera que si un mes os tenéis que preguntar ‘¿qué pasa si soy autónomo y no facturo nada?’ (esperamos que nunca os veáis en esa situación), por lo menos los gastos no serán demasiado elevados durante ese mes.
Pero hay que tener en cuenta otros factores. Antes de tomar esta decisión, hay que estudiar la actividad que vamos a llevar a cabo y hacer una previsión de los beneficios que esperamos obtener. De esta manera podremos tomar la decisión correcta.
Por poner un ejemplo ilustrativo: no es lo mismo emprender ofreciendo nuestros servicios como agente inmobiliario que montar una agencia inmobiliaria en toda regla. Para el primer caso basta con nuestra voluntad, salir a la calle y vender nuestra marca personal. En el segundo caso se requiere una inversión inicial mucho más grande (local comercial, mobiliario de oficina, red de agentes, etc…) y a priori se prevén ingresos mucho más grandes.
En función de esas diferencias tendremos que tomar una decisión u otra. No se trata de una cuestión de ser mejor o peor. Se trata de estudiar las ventajas y beneficios de cada figura, ser realistas y ver cuál se adapta más a nuestras necesidades.
Elijas el camino que elijas, buena suerte, emprendedor.
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