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Autónomo o asalariado

Uno de los eternos debates que vivimos en el día a día laboral es el de si es mejor ser autónomo o asalariado. El tema de los autónomos está en constante debate en nuestro país ya que tienen unas condiciones muy desfavorables si las comparamos con otros países de Europa.

Es muy común escuchar a autónomos quejarse de su situación, de la cantidad de impuestos que pagan y de todo lo que tienen que facturar para ganar muy poco.

Pero, ¿realmente es así? ¿Pagan más impuestos los autónomos?

También existen los casos de personas que se ven en la situación de decir ‘soy autónomo y trabajo en una empresa’, a los cuales recomendamos visitar nuestro enlace para saber qué les conviene hacer. Pero, dejando de lado el hecho de ser autónomo y asalariado a la vez, vamos a ver qué diferencias hay entre una cosa y la otra.

 

Diferencias principales entre asalariado y autónomo.

La diferencia principal entre asalariado y autónomo radica en que el primero trabaja para otra persona o personas, mientras que el segundo trabaja para sí mismo. Es lo que se le llama trabajar por cuenta propia o trabajar por cuenta ajena.

Las dos figuras están reguladas en diferentes Estatutos: el Estatuto de los Trabajadores y el Estatuto del Trabajador Autónomo.

Además, es evidente que el trabajador por cuenta ajena está dentro del organigrama de una empresa. De alguna manera u otra, cumple las funciones que le ordenan (dentro de lo que legalmente le corresponde), y sigue unas líneas marcadas por otros. Pero a cambio de eso, la empresa le aporta todos los bienes necesarios para cumplir dicha función.

Por el contrario, el trabajador por cuenta propia se organiza a su manera. Esto puede parecer una ventaja, ya que a priori se organiza el tiempo y el trabajo como mejor le venga. Sin embargo, conlleva un riesgo mayor ya que tiene que invertir parte de su patrimonio para poder ejercer su actividad.

 

Autónomo o asalariado: el factor riesgo.

En cuanto al riesgo, ser autónomo o asalariado conlleva diferencias bastante notables.

  • El trabajador asalariado a priori goza de una posición de mayor tranquilidad. Sabe que sus ingresos van a llegar cada mes independientemente de los ingresos de la empresa. Conlleva poco riesgo y menos quebraderos de cabeza. Simplemente te tienes que limitar a cumplir con tu trabajo adecuadamente.
  • El autónomo, sin embargo, vive con mayor incertidumbre ya que sus ingresos personales dependen de los ingresos que genere mediante su actividad económica. Esto supone una posición más delicada ya que cada semana o cada mes puede variar, y los ingresos no son regulares. Además, arriesga su patrimonio total o parcialmente para desarrollar su actividad.

Por eso es importante tener esto en cuenta antes de tomar la decisión de darse de alta como trabajador autónomo.

 

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Diferencias entre asalariado y autónomo en términos de impuestos.

Esta es una cuestión bastante controvertida, ya que se suele decir que los Autónomos pagan más impuestos que los trabajadores por cuenta ajena. Esto no es del todo cierto, si bien es imposible comparar dos casos exactamente iguales. Así que vamos a ver qué impuestos paga cada tipo de trabajador.

Impuestos de los autónomos.

  1. El IRPF (Impuesto sobre la Renta de Personas Físicas): este impuesto funciona igual para asalariados y autónomos. Se trata de un impuesto progresivo: a mayores ingresos, más pagamos. Echa un vistazo a nuestro curso de IRPF para saber cómo hacer la declaración de la renta de manera fácil y rápida.
  2. La Cuota de Autónomos: aquí es donde está el mayor problema. En España un autónomo paga una cuota mensual de 300€ a la Seguridad Social para cubrir sanidad, incapacidades, jubilación, etc. Esta cuota es muy superior a la de la media europea y, además, se paga independientemente de los ingresos que se generen.
  3. El IVA: más que pagarlo, el autónomo lo recauda para el Estado y lo declara trimestral y anualmente.

 

Impuestos de los asalariados.

    1. El IRPF: es un impuesto progresivo pero, a diferencia de los autónomos, a los asalariados se les retiene mensualmente en su nómina.
    2. Contingencias comunes: otra retención que la empresa hace en la nómina del trabajador. Se destinan a las coberturas de sanidad, desempleo, jubilación, etc.
    3. Formación y desempleo: otro pequeño porcentaje del salario bruto que se retiene. Concretamente un 1.65%.

 

Conclusión: ¿Quién tiene más ventajas?

Como todo, la elección de ser autónomo o asalariado vendrá dada por la actividad que cada uno vaya a llevar a cabo.

Si bien todo tiene sus ventajas y sus desventajas, cierto es que el asalariado goza de una mayor tranquilidad económica, pero a cambio tiene un tope de ingresos marcado por su salario.

El autónomo no tiene ese tope de ingresos y puede escoger cuánto pagar de Seguridad Social (dentro de unos límites mínimos y máximos), pero a cambio tiene peores condiciones para prestaciones por desempleo (fin de actividad) y de jubilación.

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